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viernes, 30 de mayo de 2008

Cuidado con lo que escribes o hablas (la Echelon te vigila).

Un viejo hombre musulmán irakí afincado en EE.UU (Chicago) desde hace más de 40 años, quiere plantar patatas en su jardín, pero arar la tierra es un trabajo muy pesado para él. Su único hijo, Ahmed, está estudiando en Francia. El hombre viejo le manda un mail a su hijo explicándole el problema:

"Querido Ahmed: Me siento mal porque no voy a poder plantar mi jardín con patatas este año. Estoy muy viejo para arar la tierra. Si tú estuvieras aquí, todos mis problemas desaparecerían. Sé que tú levantarías y removerías toda la tierra por mí. Te quiere papá." Pocos días después recibe un mail de su hijo:

"Querido padre: Por todo lo que más quieras, no toques la tierra de ese jardín. Ahí es donde tengo escondido aquello. Te quiere Ahmed." A las 4 de la madrugada siguiente aparecen la policía local, agentes del FBI, de la CIA, los S.W.A.T, los RANGERS, los MARINES, Steven Seagal, Silvester Stallone y alguno más de élite y representantes del Pentágono que remueven toda la tierra del jardín buscando materiales para construir bombas, ántrax, lo que sea. No encuentran nada y se van. Ese mismo día, el hombre recibe otro mail de su hijo:

"Querido padre: Seguramente la tierra ya estará lista para plantar las patatas. Es lo mejor que pude hacer dadas la circunstancias. Te quiere Ahmed".

miércoles, 28 de mayo de 2008

Mujeres gorditas.

Viendo una entrada en Pay Huturi sobre unas fotos artísticas de mujeres obesas, realizadas por Leonard Nimoy (el Sr. Spock de Star Treck), me han dado ganas de volver a reivindicar lo que para mí es una obviedad y es que las mujeres gorditas o gordas también pueden ser atractivas y bellas y que esta "locura" de la delgadez extrema de las mujeres, al punto de constituirse en enfermedad, es un artificio cultural relativamente reciente en la que la mayoría de los hombres se han dejado enredar.

Para empezar, lo natural, lo animal, lo instintivo es que los hombres nos sintamos atraídos por las mujeres con curvas, rellenitas y con pechos. Esto es así porque cuando se elige pareja en realidad estamos eligiendo a la madre de nuestros hijos; para que una mujer pueda llevar adelante con éxito un embarazo es necesaria una cantidad mínima de reserva energética, en forma de tejido graso, que se irá utilizando para nutrir al feto (pasa de pesar un gramo, en el primer mes, a pesar 3 mil gramos en el momento del parto). Por otro lado, la futura madre debe de contar con un canal del parto que permita el paso sin problemas de la cabeza del bebé y esto implica el tener un diámetro mínimo de la pelvis menor, que anatómicamente se traduce en tener caderas anchas.

En ESTE vídeo se muestran algunas prácticas médicas para cuando hay problemas en este sentido y AQUÍ puedes ver la secuencia animada de un nacimiento.
Una vez que el niño ya está en el mundo es preciso alimentarlo; de nuevo, la madre ha de contar con unas reservas energéticas mínimas para componer la parte grasa de la leche materna y además tiene que tener glándulas mamarias en una cantidad tal que sus pechos garanticen un suministro constante y suficiente de leche. No olvidemos que una lactancia normal y natural se puede prolongar hasta los 2-3 años. Teniendo en cuenta lo anterior, no es de extrañar que las Venus paleolíticas representaran a mujeres obesas, que no estaetopígicas como leí por ahí, como símbolo de la fertilidad y de la importancia del matriarcado (en esos tiempos lo normal era la
poliandria).

Pero todo esto empezó a cambiar en los años cincuenta. La Segunda Guerra Mundial propició un auge de la industria química y un espectacular avance en las técnicas quirúrgicas y en las condiciones de esterilidad durante las operaciones...¿y cómo se relaciona esto con la figura de la mujer?
La industria química no sólo aprendió a fabricar explosivos y gases tóxicos para la guerra, también comenzó a fabricar masivamente y a coste asequible medicinas y leche en polvo, éste último producto para transportarlo de manera fácil al frente. Tras finalizar la guerra había muchos bebés y niños huérfanos que necesitaban leche maternizada para sobrevivir y que podía ser suministrada por la industria farmacéutica; esta leche en polvo también empezaron a usarla las madres que tenían dificultad para amamantar a sus hijos y por madres que querían acortar el periodo de lactancia hasta tal punto que hoy día, por cuestiones laborales o estéticas, pocas madres dan el pecho a sus hijos el tiempo mínimo aconsejable para provee de defensa inmunológica al bebé. La primera consecuencia de todo esto es que dejó de ser necesario que la mujer amamantara a sus hijos y por lo tanto de tener una determinada cantidad de glándulas mamarias y de pecho.
La cirugía, por su lado, solventó el problema de un canal del parto estrecho con la extensión de la cesárea como práctica común; tanto es así que al más mínimo contratiempo se practica la cesárea para evitar posibles y supuestos problemas (los médicos tienen temor a ser denunciados por mala praxis) y España está siendo puesta en entredicho desde hace años por la Organización Mundial de la Salud al permitir que los partos se conviertan en un proceso quirúrgico (tenemos uno de los índices de cesáreas más altos del mundo). O sea que la mujer también ha dejado de necesitar caderas más anchas para ser madres.
Mientras, en estos años y de mano de los grandes modistos homosexuales, se fue poco a poco imponiendo la imagen de una mujer más estilizada, sin curvas, de elegantes movimientos en la pasarela y sofisticada que fue venciendo la imagen estereotipada del deseo masculino de los 50, las
Pin Up, y las curvas se redujeron hasta originar una imagen dominante andrógina de la mujer.



Paradójicamente, a un cuerpo cada vez más delgado se le suele unir, mediante operación, un par de pechos siliconados, de dudoso buen gusto, para contentar el deseo subconsciente masculino aún presente.
La leche maternizada y las píldoras anticonceptivas contribuyeron a la liberalización sexual de la mujer (separando la sexualidad de la procreación)y a su incorporación al mundo laboral pero ahora estamos en el otro extremo y hay muchas mujeres que rechazan la maternidad y a su propio cuerpo. ¿Es que siempre tiene que ser o Don Juan o Juanillo?

El problema de esta imagen dominante de una mujer extremadamente delgada es que las chicas que no coinciden con este "envenenado" canon sufren rechazo y tienen problemas de autoimagen y autoestima porque no se creen atractivas o bellas, llegando algunas a sufrir de bulimia o anorexia y a esto no hay derecho.


¿De verdad podemos objetivamente decir que la imagen de arriba es más atractiva que la de abajo?

viernes, 23 de mayo de 2008

De Lao-Tsé (que significa "Viejo Maestro").


Para que haya paz en el mundo,
debe haber paz en las naciones.

Para que haya paz en las naciones,
debe haber paz en las ciudades.

Para que haya paz en las ciudades,
debe haber paz entre los vecinos.

Para que haya paz entre los vecinos,
debe haber paz en las casas.

Para que haya paz en las casas,
debe haber paz en los corazones.


(Pulsa AQUÍ para saber más)

martes, 20 de mayo de 2008

En la ribera del Oka (León Tolstoi). Un cuento.

En la ribera del Oka vivían felices numerosos campesinos; la tierra no era fértil pero, labrada con constancia, producía lo necesario para vivir con holgura y aún daba para guardar algo de reserva.

Iván, uno de los labradores, estuvo una vez en la feria de Tula y compró una hermosísima pareja de perros sabuesos para que cuidaran su casa. Los animalitos al poco tiempo se hicieron conocidos por todos los campos de la vega del Oka por sus continuas correrías, en las que ocasionaban destrozos en los sembrados; las ovejas y los terneros no solían quedar bien parados.

Nicolai, vecino de Iván, en la primera feria de Tula compró otra pareja de perros para que defendieran su casa, sus campos y sus tierras.

Pero, al tiempo que cada campesino –para estar mejor defendido- aumentaba el número de perros, éstos se hacían más exigentes. Ya no se contentaban con los huesos y demás sobras de la casa, sino que había que reservarles los mejores trozos de las matanzas y hubo que construirles recintos cubiertos y dedicar más tiempo a su cuidado.


Al principio, los nuevos guardianes riñeron con los antiguos, pero pronto se hicieron amigos y los cuatro hicieron juntos las correrías.

Los otros vecinos, cuando vieron aumentar el peligro, se hicieron también con sabuesos, y así, al cabo de pocos años, cada labrador era dueño de una jauría de 10 ó 15 perros. Apenas oscurecía, al más leve ruido, los sabuesos corrían furiosos y armaban tal escándalo que parecía que un ejército de bandidos fuera a asaltar la casa. Los amos, asustados, cerraban bien sus puertas y decían:

-¡Dios mío! ¿Qué sería de nosotros sin estos valientes sabuesos que abnegadamente defienden nuestras casas?

Entretanto, la miseria se había asentado en la aldea; los niños, cubiertos de harapos, palidecían de frío y de hambre, y los hombres, por más que trabajaban de la mañana a la noche, no conseguían arrancar del suelo el sustento necesario para su familia. Un día, se quejaban de su suerte delante del hombre más viejo y sabio del lugar, y como culpaban de ella al cielo, el anciano les dijo:

- La culpa la tenéis vosotros; os lamentáis de que en vuestra casa falta el pan para vuestros hijos, que languidecen delgados y descoloridos, y veo que todos mantenéis docenas de perros gordos y lustrosos.
- Son los defensores de nuestros hogares- exclamaron los labradores.
- ¿Los defensores? ¿De quién os defienden?
- Señor, si no fuera por ellos, los perros extraños acabarían con nuestros ganados y hasta con nosotros mismos.
- ¡Ciegos, ciegos! –contestó el anciano- ¿No comprendéis que los perros os defienden a cada uno de vosotros de los perros de los demás, y que si nadie tuviera perros no necesitaríais defensores que se comen todo el pan que debiera alimentar a vuestros hijos? Suprimid los sabuesos, y la paz y la abundancia volverán a vuestros hogares.

Y siguiendo el consejo del anciano, se deshicieron de sus defensores y un año más tarde sus graneros y despensas no bastaban para contener las provisiones, y en el rostro de sus hijos sonreía la salud y la prosperidad.